Una de las zonas de tensión concentrada más común es la espalda. El sólo hecho de mantener una posición erguida pone en juego una serie de músculos que están casi constantemente en tensión. Basta alguna situación estresante y esa tensión aumenta, creando un área hipertónica, una contractura.
Si esto se repite habitualmente la contractura se vuelve crónica. La sumatoria de todas estas contracturas forman una verdadera "coraza" rígida.
Aumenta la rigidez y perdemos energía vital (bioenergía), además de volvernos vulnerables a todo tipo de enfermedades, por la caída de vitalidad y el deterioro del sistema inmunológico.
Una asana muy efectiva, entre muchas posibilidades es una variante de la postura del leño ardiente (agnistambhasana), aunque yo prefiero considerarla una variante de yoga mudra (postura de yoga).
Cómo realizarla
- Siéntese en el piso, sobre una esterilla o colchoneta.
- Cualquier postura de piernas cruzadas es adecuada.
- Si no puede cruzar sus piernas, colóquelas abiertas en "V", sin tensarlas, ligeramente flexionadas.
- Ahora deslícese lentamente hacia adelante, todo lo que pueda.
- Quédese en la posición, todo el tiempo tratando de elongar su espalda y descomprimir su columna vertebral.
- Respire lento y profundo. Aproveche la exhalación para aumentar su relajación y estiramiento.
- Manténgala el tiempo que le resulte cómoda. Luego, desármela.
- Repita de tres a cinco veces. En cada intervalo cierre los ojos y sienta cómo va cambiando la sensación total de la espalda.
Pruébela diariamente si tiene de manera frecuente dolores en su espalda. En apenas una semana notará la diferencia.
Hasta la próxima,
Alberto Marpez